A medida que nuestra cultura se aleja rápidamente de Dios, los santos, como verdaderos seguidores de Jesús, constituyen una morada segura y guia indiscutible para que todos los cristianos sigan a nuestro salvador con certeza.
En su vida, fueron ejemplos de pobreza de espíritu, siendo mansos, justos, misericordiosos y puros de corazón, encarnando el llamado de Jesús a seguirlo y vivir según su ejemplo.
Le permitieron a nuestro salvador transformarlos desde dentro con una disponibilidad irrestricta a su plan divino.
A través de ellos, Jesús hoy todavía sana y libera del mal.
Nos inspiran con su ejemplo de cómo acercarnos a Jesucristo.
Son la prueba viva de la divina misericordia de nuestro Padre celestial.
Sin embargo, para alcanzarlos y beneficiarnos de su riqueza, debemos profundizar en nuestro ser espiritual.
Si no creemos en el mundo espiritual, estamos condenados a permanecer en la oscuridad y en peligro de perder nuestras almas en manos de Satanás porque Jesús es la única fuente de libertad y luz.
La Madre de Jesús, nuestra santa mas importante nos ha dicho : "Haced lo que Él os diga".